En el durísimo partido inicial de la gira por Europa, en Verona, la Argentina venció a Italia 22-16. El tackle, la presión y el aprovechamiento de las pelotas recuperadas fueron la clave para sacar diferencias dentro de una intensa lucha de forwards.



El valor del triunfo de los Pumas ante Italia debe medirse antes por la proyección que permite que por la actuación en sí. La Argentina se impuso en Verona por 22-16 en un partido durísimo, que le permite encarar los dos Test Matches más difíciles de la gira (Francia e Irlanda) con mayor tranquilidad.


El encuentro estuvo signado por una batalla de forwards en la que los locales hicieron valer su mayor experiencia. Los Pumas, con graves problemas de obtención en el line, suplieron esas vulnerabilidades con una gran actitud hacia el tackle, una presión asfixiante y una efectiva utilización de las pelotas recuperadas por esa vía.
Lo mejor de la Argentina fue la presión que impuso en defensa. A partir de pelotas recuperadas se generaron las mejores situaciones, que no fueron muchas. La más peligrosa, a los 26, cuando Vergallo le tapó un kick a McLean, y Camacho llegó a metros del in-goal, pero luego la jugada se diluyó cuando voló a la punta. Así se fueron 6-6 al descanso.

En el segundo tiempo, Italia cerró el juego y la lucha se intensificó. Lo mejor de los Pumas ocurrió a los 9 minutos, cuando recuperaron una pelota y abrieron a la punta donde había backs contra forwards. González Amorocino tiró un sombrero y luego le cedió la pelota a Rodríguez Gurruchaga para marcar el primer try.

Pero la Argentina consiguió poner la salida bien lejos, recuperó la pelota y generó un penal debajo de los palos, que Contepomi convirtió y aseguró así la importante victoria.


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